Tras la perturbadora lucha de vida o muerte que acabo de tener con una cobra voladora (si alguien os dice que realmente era una abeja no le hagáis caso) cualquier otra cosa terrorífica me parecerá como un bombón en un mundo de chucherías.
Más o menos como esto que os voy a mostrar y que he visto en BoingBoing:

Este monstruoso y siniestro pastelito sería la mejor elección para echar en el saco de otro amenazante ser que se disfrace de niño y vaya puerta por puerta pidiendo chuches y caramelos en Halloween (o eso dicen que hacen en las películas norteamericanas)... Lo que nadie sabrá (hasta que ahora os lo desvele) es que el inquietante pastelito cobrará vida cuando menos se lo espere y se lo comerá de un mordisco. Eso sí, será una muerte dulce y blandita.
Ideal si encima la persona que lo lleve va acompañado de este corte tan asqueroso y pegajoso a la vez.
Eso sí, menos mal que al autor de este malévolo pero gratificante plan no se le ocurrió modificar genéticamente a los tomates para la ocasión, ya que con la peli tuve bastante (fuera de bromas, os recomiendo ese clásico para una tarde triste y aburrida)