Cuaderno de Bitácora...

Anotación 13. La Batalla Final. Reunidos para vengar el maligno suceso ocurrido hace 18 años, 11 meses y 21 días, dos bandos se encontraron para acabar con este sujeto, indigno por no ser un fan incondicional de los Simpsons. Un equipo vencedor, un equipo vencido, y un escenario cubierto de bolitas de pintura que no habían estallado por lo que picaban un montón como testigo de esta guerra. Cuando llegamos al campo de batalla y vimos la cara de nuestro adversario, juramos dejar la amistad de lado durante unas horas. Tuve la suerte de estar en el bando más numeroso, y para qué negarlo, con el mejor estratagema que podíamos encontrar, un fan incondicional de los Monty Python, que ayudó a nuestra fulminante victoria. Realmente no fue una única batalla, sino varias, distintos escenarios, distintas reglas, distintas metas, pero supongo que teníamos la suerte de nuestro lado y fuimos ganando, aunque no con la ventaja que nos gustaría, porque para qué negarlo, el contrincante era terriblemente bueno también.
He de reconocer que uno de los juegos se ganó gracias a mí, que como una loca salí corriendo de los arbustos, aprovechando que mi enemiga tenía el arma encasquillada y en plan matrix conseguí reducirla y lanzarme sobre la preciada bandera. Lamentablemente la alegría me duró poco, ya que en la revancha, cuando estaba custodiando nuestra bandera de las garras enemigas junto a una compañera de bando, un contrincante logró hacerse paso entre nuestras filas, y al tratar de derribarle, quien salió peor parada fui yo, ya que una fatídica bala amiga se desvió y me dio a mí. Por suerte conseguí reducir al adversario antes de caer yo.
Para que veáis que no es una chiquillada... Curiosamente me recuerda al logo de Ubuntu. Creo que lo usaré en las charlas que da mi asociación en la universidad como claro ejemplo del poder paranormal del software libre y Gnu/Linux. Para que luego digan de las caras de Bélmez ...
En resumen, que es una increíble experiencia, completamente desestresante, que recomiendo a todo el mundo. A pesar de las agujetas y heridas de guerra, mereció la pena, sobre todo porque conocí a gente estupenda y adorable, y supongo que fue en las mejores circunstancias. Cuando terminemos de recuperarnos, habrá que repetirlo.

2 gusiluces salvados:

    On 11 de noviembre de 2007, 20:52 Anónimo dijo...

    Que sería de nuestras vidas sin el paintball!

    A mi el juego que maś me gusta es el de pasar el río jeje

    Que yo sepa, a ese no jugamos, supongo que debido a que nuestro campo de batalla no tenia ríos. ¿De qué va?